En 1993 un directivo de Caja Rural de Granada me encargó ilustrar, para hacer más atractiva su lectura, el Plan de Emergencias del edificio de la Sede Central de Granada.
El encargo consistió en convertir ese documento de texto que las instituciones están obligadas a editar y que “nadie lee” en algo que fuese “digerible” para el personal de la Caja.
Mi propuesta consistió en editar dos cuadernos, uno con formato vertical (10X23 cm) con textos más extensos y algunas ilustraciones que acompañaban al contenido. El otro, el que para mí era el documento estrella, el que conseguiría con éxito el objetivo propuesto, mucho más pequeño (9X14 cm). En él traté de elaborar una casi-narración (en la medida en que los textos originales lo permitían), una casi-historieta (o sin el casi), resumiendo drásticamente los textos a una serie de puntos (uno por página) con un párrafo muy corto cada uno, e ilustrándolos.
Sometiendo este último documento a una lectura reposada después de (¡caramba, cómo pasa el tiempo!) 22 años, no he podido evitar sonreir y sorprenderme a la vez. Me ha fascinado recordar cómo una entidad bancaria aceptaba esta propuesta no exenta de una buena dosis de ironía y con una puesta en escena políticamente bastante incorrecta.
Mi reconocimiento desde aquí a la entidad y a la persona directamente responsable del encargo y de su aceptación, José Luis López Escibano, por su atrevimiento.
Las imágenes del post muestran algunas páginas de este cuaderno.